Si yo contara un cuento, comenzaría por partes:
Por la mañana describiría a las personas con las que me topo todos los días de camino a la oficina.
El señor del periódico, con su bata verde, su cigarro en mano, encendido y consumiendo lo poco que queda de él, con su cara arrugada como cartón viejo y sus zapatos grandes, más grandes evidentemente que sus pies pequeños.
Doy los buenos días como todos los pasados y los siguientes, (debo creer en lo siguiente) buscando su mirada y sin comprar, como de costumbre, el periódico, no se porque nos hicimos complices de las mañanas...
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