Mi corazón no es más que un condominio clasemediero,
tendencioso y montonero,
con paredes húmedas y ventanas polvorientas, abiertas, olvidadas.
Mi corazón es un cuarto de tiliches, cúmulo de libros e imágenes roídas, deambulantes, húmedas, amarillas.
Mi corazón habita en los rincones luminosos, descarado y burlón.
Con mirada fija y visceral recuerda, vociferando entre sueños, los ecos sombríos del pasado,
de los años todos y ninguno.
Oloroso, acuoso y ordinario.
Mi corazón precisa compañía, soledad, sonidos, melanina... ese que late obsesivo, arrítmico, ese que me carga y me soporta... Ese.
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